Lo bueno de Internet no es que nos proporcione la información que buscamos, si no que, de vez en cuando, nos brinda la oportunidad de tropezarnos de bruces con información que no buscamos pero que tal vez sí necesitemos. Y así me ha sucedido hoy: indagando en apuntes de algoritmia, he caído en la tentación de leer una artículo de un foro sobre el intrusismo laboral en el mundo de la Informática. Lo que nunca me imaginé es que tal tema suscitase tanta polémica entre los cibernautas. El foro recogía más de sesenta opiniones de lo más variopinto aunque todas parecían coincidir en unos cuantos argumentos a favor y en contra de la gente que ejercía como informático sin tener un título universitario.
Siendo yo ingeniero técnico, aspirante a ingeniero, se supone que debería tener una opinión bien formada al respecto, pero lo cierto es que se pueden encontrar razones de peso para dudar de si posicionarse en uno u otro lado de la trinchera. La primera visión ante un conflicto suele ser egoísta y si yo estoy en el lado de los ingenieros que se han dejado y se dejan la piel en el intento de conseguir una titulación, no veo motivos de peso para que unos "aficionadillos de poca monta" defiendan que su método autodidacta y sus dotes naturales para el asunto les sobren y les basten para quitarle el pan de la boca a los que (ingenuos ellos) han perdido su dinero y, lo que es peor, su tiempo tratando de formarse en los infiernos académicos. Decir que uno puede ser autodidacta para cubrir los contenidos de cinco años de carrera universitaria es una "soplapollez" tan grande como decir que uno es un gran cocinero porque se es capaz de abrir una lata de sardinas sin ayuda de nadie.
Pero, claro, tampoco hay que precipitarse...no vayamos a caer en prejuicios injustificados fruto de la arrogancia. Tan cierto como lo anterior es que ahí fuera hay personas con unos conocimientos informáticos vastísimos y que en su vida han pisado una Escuela de Informática, pero que poseen una curiosidad sin límites que les lleva en algunos terrenos (especialmente relacionados con las redes y Linux) a ser auténticos gurús, inalcanzables por cualquier profesional titulado. En ese punto, mi mayores respetos y admiración para esa gente que en muchos casos se dejan la piel tanto o más que cualquier estudiante y que además trabajan no pocas veces por amor al arte sin más recompensa que la satisfacción de desarrollar buenas aplicaciones de las que luego disfrutamos todos. En definitiva, ¡al César lo que es del César!
No somos los únicos que padecemos el problema. Pensemos en el odio profesional que se profesan el médico y el curandero. Nadie puede afirmar tajantemente que los curanderos no curen, porque ahí está el testimonio de multitud de gente que asegura haber encontrado su remedio en una de estas personas, cuando los médicos no parecían capaces ni siquiera de ofrecer un diagnóstico. Pero, seamos francos, más tranquilidad nos ofrecen los médicos y los años de estudio que arrastran a sus espaldas. El matiz diferenciador se denomia "profesionalidad". Y no me vengan ahora con que hay médicos muy torpes que comenten negligencias cada dos por tres, que también los hay; como también habrá curanderos cuya estadística de aciertos no la supera el mismísimo doctor House. El profesional, inepto o no, está obligado a cumplir un código deontológico y debe hacerse responsable ante la Justicia de sus actos negligentes porque se supone que se formó para conocer y respetar el procedimiento médico. El curandero, si algo hace mal, se limita a cobrar y "aquí no ha pasado nada"; al fin y al cabo, la culpa es nuestra por acudir a una persona que no nos podía ofrecer las mínimas garantías y que de códigos éticos o profesionales nada quiere saber.
Sin embargo, la situación de los informáticos profesionales frente a los otros "informáticos" es mucho más sangrante que la de los médicos versus los curanderos por una cuestión más terrenal. Los médicos son figuras respetadas; quién más quien menos, es consciente de la importancia de su labor y estará de acuerdo en que su trabajo debe ser bien remunerado. La recompensa a su trabajo y sus opciones profesionales en ningún momento se ven amenazadas por el intrusismo ilícito. Pero los informáticos tenemos que asistir boquiabiertos a la denostación que ha sufrido nuestra profesión traducida en trabajos complejísimos mal remunerados. Y mal remunerados significa que muchos profesionales honestos de la informática no pueden vivir de ella o subsisten con sueldos míseros equiparables a los de gente sin formación de ningún tipo. A la competencia de los "informáticos" no titulados se suma la de otros profesionales sí titulados en áreas que se desarrollan paralelamente o en torno a la informática (ingenieros en telecomunicaciones, ingenieros industriales, matemáticos, ...) que a falta de salidas laborales en sus respectivas áreas de estudio no dudan en ejercer otros roles que conocen ligeramente pero no dominan.
Debemos lanzar un mensaje de auxilio o socorrernos nosotros mismos si no queremos que la injusticia se cebe en nuestro esfuerzo. No es justo que alguien que ha sacrificado su tiempo formándose sea denostado con argumentos del tipo "es que gran parte de lo que se estudia en la universidad no tiene ninguna aplicación en la vida real" (entonces el problema no ha sido del informático, el problema es de un sistema educativo que no ha sabido responder a las necesidades de la sociedad que la financia), o "un informático quiere cobrar más dinero por un trabajo que perfectamente puede realizar una persona sin titulación" (la remuneración a un trabajo debe ser proporcional a la dedicación que el individuo ha puesto en dicho trabajo no sólo durante su realización si no también antes; un profesional conoce los porqués, las causas, es capaz de elegir de todas las posibilidades la mejor porque sencillamente es conocedor de todas las posibilidades y a la larga eso se traduce en trabajos de mayor calidad y en posibles aportaciones futuras a la comunidad siguiendo todos los procedimientos formales que la ciencia y la técnica exigen), o "lo que hace falta en una empresa es experiencia" (entonces, ¿cómo adquiere el autodidacta la experiencia?; del mismo modo el profesional informático tiene derecho a adquirir esa experiencia como parte de su formación al modo en que un médico goza del privilegio de reforzar sus conocimientos y engordar su experencia una vez que abandona las aulas para inmiscuirse en los ambientes hospitalarios). La sociedad debe concienciarse de la importancia de la Informática y del peso específico que tiene en relación a la prosperidad económica de un país. Si queremos ser competitivos, si queremos tener potencial en esta materia, el sector debe profesionalizarse al máximo nivel y los ingenieros informáticos deben centrar sus esfuerzos en conseguir nuevos y mejores sistemas, no en "llegar a fin de mes". Con respecto a los verdaderos "gurús", que lamentablemente no tienen formación académica, decir que es una pena que no lleguen a plantearse la posibilidad de gozar de la formación que reforzaría sus conocimentos dándole una perspectiva más amplia y formal a su conocimiento, integrándose en la comunidad de ingenieros. Yo creo que cualquier persona en esa situación con un mínimo de posibilidades realmente llegaría a plantearse la opción de pasar por una universidad. Si no lo hace es porque no está dispuesta a realizar el sacrificio y, por lo tanto, tampoco debería estar dispuesta a cobrar lo mismo por un trabajo que ni siquiera es el suyo, al menos desde un punto de vista ético.
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