Aunque día a día el hardware avanza de manera espectacular y cada vez los programadores tenemos menos quebraderos de cabeza relacionados con la falta de espacio de almacenamiento o restricciones asociadas a la capacidad de cómputo, no por ello debemos olvidarnos de la importancia de un buen algoritmo, especialmente en aquellos casos en los que el crecimiento del volumen de datos compromete la eficiencia del sistema incluso contando con recursos abundantes. Quizás esta afirmación os deje un tanto indiferentes pero es real como la vida misma; si os digo que he visto resolver en pocos segundos tareas que con una estructura de datos menos acertada tardaban casi doce horas en la misma máquina, quizás entendáis mejor lo que diferencia a un buen programador de otro no tan bueno. Pero, claro, para poder valorar la eficiencia de un algoritmo frente a otro, independientemente de la máquina y el compilador que se utilice para implementarlo, debemos saber técnicas que nos permitan calcular dicha medida. Por desgracia, los métodos para calcular la complejidad algorítmica son en sí mismo complejos. Ahí va una lista de documentos sobre el tema que podéis descargaros:
miércoles, 2 de enero de 2008
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